Cambio de Local

Yoyi ya había logrado que su agencia estuviera identificada con la marca Renault. La fábrica tenía dos redes de ventas: los Concesionarios verdaderos y la red secundaria, que eran las Distribuidoras grandes en las ciudades importantes de cada provincia que abastecían Agentes, o sea, otros concesionarios menores que no podían cumplir con los requisitos de la fábrica, pero que por la cantidad de ventas que originaban eran importantes para la marca. Este era el caso de la agencia Geminiani Multimarcas de La Paz.

En vez de comprar los vehículos a la fábrica, Yoyi compraba al "mayorista" que era Rombo Santa Fe, que estaba en la calle Urquiza y Tucumán de aquella capital provincial. Estaba vendiendo de diez a quince unidades cero kilómetro mensuales, que para un pueblo como La Paz y su zona de influencia estaba muy bien.
En aquel momento, Renault tenía tres clases de Agentes. El Agente C solamente tenía la venta de autos, el Agente B vendía autos y repuestos y el Agente A era un semi-concesionario que vendía autos, repuestos y daba servicios de taller. Yoyi avanzó progresivamente y había llegado a la categoría de Agente A. Los Agentes recibían comisiones menores que un Concesionario puro, pero no tenían cupos de venta por modelo. Simplemente vendían todo lo que la gente quería comprar, lo cual era una ventaja no menor.

En 1986, Renault decide vender Rombo de Santa Fe. La termina comprando la empresa Aurea del turco Mizawack, que era un concesionario de Renault en Paraná. Los llamaron a todos los agentes para avisarles del cambio. Yoyi no aceptó, no firmó ningún acuerdo y en cambio le mandó una carta documento a Renault, porque no era lo mismo trabajar con Renault que ser agente de Mizawack. Por casi todo un mes Yoyi no les compró ni un tornillo en Santa Fe, porque según el abogado hubiera sido formalizar indirectamente la nueva relación con Mizawack. Yoyi compraba sus unidades a Macua de Santa Fe y a otros mayoristas, como Centro SA de Corrientes, aunque estuvieran muy alejados de La Paz y los costos fueran mayores. Finalmente Renault le contestó la carta documento a Yoyi, donde le avisaban que a partir de ese momento pasaba a depender de Centro Rosario.

El Departamento Jurídico de Renault pensaba que Yoyi se iba a cansar de comprar a un mayorista tan lejano. Nunca imaginaron que en Rosario lo iban a recibir con los brazos abiertos. Tanto es así, que treinta años después la relación comercial con Centro Rosario todavía sigue siendo exitosa. El Gerente actual, Marcelo Calvette, se hizo amigo personal de Yoyi. En aquella época Marcelo recibía los autos de los camiones y a mano llevaba el inventario de unidades. Empezó siendo una especie de cadete jerarquizado y terminó de Gerente General.

El Gerente General de Centro Rosario en 1986 era el Sr. Amado, el Gerente de Ventas Egon Karle y el Gerente de Autos Usados era un japonés llamado Ichiyoshi. El Gerente Administrativo se llamaba Oscar Milanesio, que hoy es Gerente de una concesionaria Chevrolet en Villa María, Córdoba. Era un equipo de profesionales de primera línea, que fue de gran ayuda para fortalecer las ventas en La Paz.

Vinieron un par de años de bonanza en la venta de automotores. La ventas en La Paz, de quince autos por mes subieron a veinte y veinticinco unidades. Un día lo llama el Sr. Amado, al que hasta entonces Yoyi solamente conocía de vista. Al recibirlo en la oficina le dice:
- Vos sos el que tantos problemas me trae...
Yoyi, confundido, le reponde:
- Que yo sepa, nunca me han tenido que llamar por no cobrar ni un día después de lo pactado...
El Gerente lo interrumpe:
- No... el problema es otro. Mizawack dice que vos tenés que ser agente de ellos, que estás en su zona.
Finalmente acordaron en seguir abasteciendo a Yoyi desde Rosario. La relación con Renault era tan buena, que cuando Yoyi cumplió cuarenta años, hizo una fiesta en La Rural de La Paz y asistieron todos desde Rosario, ejecutivos y empleados.

El local que le había comprado a Don Jorge Daher quedó muy chico, por eso Yoyi fue comprando todo lo que pudo a los vecinos para agrandar la exposición de autos, los repuestos y el taller. El negocio crecía y los metros cuadrados no alcanzaban. En el local solamente entraban media docena de coches y tenía que alquilar galpones por la ciudad para no dejar autos estacionados en la calle.

El hijo de un primo hermano del Papá de Yoyi, Elvio Geminiani, era el representante en La Paz del Instituto Autárquico Provincial del Seguro, un ente del gobierno de Entre Ríos. Tenía la oficina en su casa frente a la Plaza Varisco, en el triángulo de la entrada a la ciudad. Desde Paraná le ordenaron buscar un local más grande y mejor ubicado en la ciudad. El Instituto estaba creciendo muchísimo y políticamente los radicales de Montiel perdieron las elecciones con el peronista Busti. En ese período de tiempo de varios meses antes de la asunción del nuevo gobernador electo, los radicales querían gastar toda la plata. Elvio Geminiani apareció por la oficina de Yoyi preguntando:
- ¿Vos no querés vender tu local? Necesito conseguir uno tal cual como este urgente...
- No lo tenía pensado -le responde Yoyi.
- ¿Cuánto vale tu local?
- Hace unos días, estuve con mi escribano y me comentó que el valor de este local es 100 mil dólares.
- ¿Por ese precio vos lo venderías?
- Y... sí.
Al final, Elvio comentó que iba a elevar la propuesta a Paraná. Yoyi no lo tomó muy en serio y siguió atendiendo problemas de su trabajo rutinario. Tres días después recibe un llamado de Elvio, diciéndole que como a las 11 de la mañana iban a verlo con el Presidente del Instituto, con una arquitecta y un abogado.

Cuando la comitiva llegó a la oficina de Yoyi se presentaron. Volvieron a repetir que estaban en busca de oficinas para La Paz y que el local de la Agencia cumplía todos los requisitos de ubicación y tamaño. Tuvieron la confirmación que Yoyi estaba dispuesto a venderlo por el precio que habían hablado con Elvio. Vieron todos los planos, escrituras y confirmaron que no había deudas ni inhibiciones sobre el inmueble. La arquitecta recorrió todas las instalaciones y le pidieron a Yoyi que presentara en Paraná una carta-oferta, de acuerdo a las instrucciones que le dejaron. Treinta días después que Yoyi presentara la carta en Mesa de Entradas, ya estaban firmando las escrituras en La Paz.

De golpe, Yoyi se había quedado sin local para la Agencia. Por eso estuvo recorriendo el "microcentro" de la ciudad en busca de alguna propiedad. Hizo varios intentos que fracasaron, hasta que finalmente un día, saliendo de la Oficina de Registro del Automotor, ve una panadería abandonada en Calle Urquiza, justo en frente del consultorio del Dr. Osvaldo Golly. El establecimiento había sido de la familia Motrel, y después de varias averiguaciones se enteró que el dueño actual era Joaquín Jacobo, un tradicional mayorista de alimentos, que tenía supermercados y era proveedor de los cuarteles del Ejército. Yoyi fue a verlo a su oficina para informarse que estaba interesado en la propiedad y Joaquin le respondió:
- En realidad, la panadería vieja no está en venta. A mí no me gusta vender propiedades... Pero justo ahora mi hermano está pensando en algo nuevo y necesitaría un capital. El precio sería 25 mil dólares ¿Te sigue interesando?
- Sí -le responde Yoyi sin dudar- ¿Podría entrar a verlo?

Entrando a la vieja panadería, se encontró con un enorme depósito de cajas del PAN, que eran unas cajas llenas de alimentos que el gobierno de Alfonsín repartía entre los pobres y seguramente Joaquín era el proveedor. Para transformarlo en Agencia de Autos, había que tirar abajo un montón de paredes y desarmar un viejo horno de pan. Yoyi estimó que la reforma le costaría otros 25 dólares. Hubo acuerdo para la compra.

Curiosamente, Joaquín vendió la panadería gracias a una necesidad de capital se su hermano Abraham Jacobo, que tenía una muebleria frente al Hotel Milton y era el mismo que les vendió la primera pickup Chevrolet 1972 y que después compró Gauna en Feliciano. Había sido la primera operación como vendedores independientes de Yoyi y Juan Marusich.

Para mayor casualidad todavía, su vecino, que tenía el local en la calle Urquiza y España era Hispano Gabela, el vendedor de repuestos automotores que cuando estuvo cansado de vender autos Dodge, les propuso a Yoyi y Juan que se hicieran cargo y los recomendó con Haimovich de Santa Fe.
Ese local era del Ingeniero Martin. Yoyi pensaba comprarlo el día que Don Hispano también se cansara de vender repuestos.

Rápidamente después de tomar posesión de la propiedad, Yoyi empezó con las reformas. Al final hubo muchos interesados por comprar las puertas y otros elementos del horno de pan, como los ladrillos refractarios. Agrandó el local, preparó las oficinas, construyó el local de ventas de repuestos y el del taller. La agencia quedó con una parte cerrada y otra abierta, porque al frente había un patio como para exponer autos y lo cubrió de adoquines originales de las calles de la ciudad de Buenos Aires. Los compró en "Il Sasso" que está en el Acceso Norte y como gauchada se los trajo un camión del arrocero Jorge Gobelli. Como detalle final, le hicieron un jardincito al frente, que cuidaba y mantenía Grunebal, que era portero del Colegio Nacional. El lugar quedo un poco chico, pero era lindo y coqueto. Además habian sobrado 50 mil dólares, detalle que no es menor.

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