El Pelao Lezcano

Cuando Yoyi era un bebé, el Pelado Lezcano lo supo tener en brazos. Había sido amigo de toda la familia, del padre y de los tíos de Yoyi. Le decían Pelado porque era lampiño de nacimiento: no tenía pelo, barba, vellos. Ni cejas tenía el Pelado. Su familia eran un hermano y dos hermanas. Curiosamente, los cuatro fueron solteros y vivieron juntos toda la vida, siempre en la misma casa de la calle del Regimiento.

El Pelado era todo un personaje en La Paz. Un bohemio querible de manos vírgenes para el trabajo, que vivía de noche y era amigo de todos los timberos del pueblo. Jugaba al billar, a la carambola, al truco, a las bochas y a todo lo que le ofrecían los clubes y bares paceños. No tomaba ni jugaba por mucha plata. Su único vicio era fumar.

Siempre usaba una boina negra, saco oscuro y poncho beige al hombro. Era de la época en que el apellido Germiniani se pronunciaba "Yerminiani". Por eso a Yoyi lo nombraba "Yermi", acortándole el apellido cariñosamente, como se hacía con los hijos de los amigos.

Las hermanas Lezcano hacían comidas y viandas para afuera y tenían alguna pensión del gobierno. Los hermanos hacían changas que no fueran muy pesadas. Al Pelado se le solucionó la vida desde que Yoyi empezó a vender autos cero kilómetro. Él era el encargado de ir a buscar los autos nuevos a Santa Fe, Rosario, Buenos Aires, Corrientes o donde sea. No solamente iba a buscar los autos, sino que muchas veces viajaba en el colectivo con todo el dinero al contado para pagar un cero kilómetro. No tuvo ningún inconveniente. Su perfil era tan bajo que jamás lo asaltaron.

Muchas veces el Pelado tenia que viajar con Yoyi, que no lo dejaba fumar adentro del auto. Iba tan nervioso, que se ponia un cigarrillo sin prender en la boca. Cuando llegaban para cargar combustible en alguna estacion de servicio, el pelado salia corriendo para ir a fumar lejos del surtidor. Cuando terminaba de cargar, Yoyi lo llamaba para salir de nuevo rápido. El Pelado tiraba el cigarrilo y se acercaba tranquilamente diciendo:
- ¡Afloje Yermi! primero nos tomamos un café.
Cuando en el viaje se hacia el mediodia, Yoyi paraba en algun restaurante de la ruta y siempre pasaba lo mismo. Mientras el Pelado ya preparaba un cigarrillo sin estar interesado en la comida, Yoyi lo invitaba al almuerzo:
- Vamos a comer Pelado.
- No Yermi. Dame el importe.

Cada vez que Yoyi viajaba, iba escuchando música casi todo el tiempo. Tenía una colección de casetes de tango, folclore, música clásica y óperas. Uno de sus intérpretes favoritos era Horacio Guarany. El Pelado se aprendió casi todas sus canciones de tanto escucharlo.

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